NOVEDADES A CERCA DE LA INCIDENCIA DEL TDAH EN LA POBLACIÓN INFANTIL.

Incidencia del TDAH en la población infantil

Según datos recogidos en el DSM-IV en el año 2.000, la incidencia del TDAH en la población infantil y adolescente era de un 3 al 7%, aunque estos datos han variado en los últimos años, observando una subida en el número de casos.

Así que podemos afirmar que según estudios más recientes existen en todo el mundo al menos un caso por aula, con lo que se trata del trastorno que mayor incidencia tiene entre nuestra juventud de todos los estudiados hasta el momento.

Ciertamente, parece que con los años el trastorno aumenta en cuanto a incidencia a pasos agigantados, cuestión que nos hace pensar si los estilos de vida actuales influyen en su aparición, o que siempre hubo una gran número de casos, pero es actualmente,  con la gran cantidad de estudios existentes sobre el tema cuando el trastorno está siendo fácilmente identificado y tratado, elevando de esta manera las estadísticas.

            Podemos añadir, además, que el TDAH afecta más a los niños que a las niñas, siendo la incidencia de una niña afectada por cada cuatro niños.

En el caso de los niños el trastorno se suele manifestar más en su vertiente de hiperactividad e impulsividad, lo que genera en los mismos un mayor número de conductas disruptivas, ya que les cuesta controlar sus impulsos. Son también más desorganizados en sus tareas diarias, en su pulcritud a la hora de realizar actividades, y suelen ocasionar más de una molestia tanto a compañeros como a profesores en la escuela. Se enfrentan con facilidad pudiendo llegar a discusiones graves e incluso peleas. Esto es lo que más preocupa a las familias, que ven como la conducta de sus hijos se les escapa de las manos tanto en la escuela como en casa.

Con las niñas, el TDAH suele venir de la mano de una severa falta atencional, lo que a la larga y si no es tratado a tiempo se refleja en el rendimiento académico. Es ahí donde más acusa sus efectos en el caso de las niñas, siendo usual que  además se detecten también problemas de autoestima, ansiedad, estrés e incluso depresiones derivadas de su fracaso escolar. A diferencia que en los niños, las conductas molestas y agresivas no se suelen dar en las niñas, con lo que hay que estar más atentos a los síntomas anteriores para detectar la incidencia del trastorno, ya que éstos pasan más desapercibidos que en el caso de los varones.